Publicado en Píldora Mutante
Desde la concepción del Contrato Social el sexo ha ocupado un lugar capital en la arquitectura colectiva. En el afán por hacer de los Estados sitios más civilizados, seguros y controlados, los distintos órganos de represión gubernamentales han intentado someter, criminalizar y estigmatizar ciertas prácticas, gustos y parafilias ligadas al placer con el objetivo de moldear los recipientes psicológicos y supeditar los comportamientos de los individuos de una nación. Sin embargo, la libido y la energía sexual de los más resilientes siempre parecieron encontrar un resquicio por donde escabullirse para drenar los bajos instintos.
El amor y la sensualidad brotan en todas sus formas. Y para una comunidad como la del BDSM (Bondage; Disciplina y Dominación; Sumisión y Sadismo; y Masoquismo), llevar adelante ciertas prácticas que abarcan un amplio espectro de deseos y dinámicas consensuadas es mucho más que un desahogo pasional y carnal transitorio, es un estilo de vida. Por esta razón, más allá de que para el ojo espectador esta disciplina puede causar curiosidad, malentendidos o incluso polémica, para el núcleo duro del BDSM las transgresiones, el placer sin compunción o el tabú no dejan de ser extrañas palabras que susurran los otros, los de afuera.
Desde hace algunos años la comunidad BDSM de la Ciudad de Córdoba viene exponiendo algunas de sus prácticas a través de distintos eventos abiertos al público. Esta clase de encuentros tienen como objetivo, por un lado, desmitificar los mitos que existen acerca de los vínculos relacionados con las prácticas del BDSM, y por el otro, acercar a los nuevos interesados a la comunidad.
Instinto es uno de los eventos BDSM estrellas que se encuentran disponibles al público en la Ciudad de Córdoba. En este tipo de convocatorias la comunidad puede reunirse, disfrutar de shows en vivo y participar de sesiones de forma segura.
Para Loly, miembro fundadora de Instinto, la mirada general de la sociedad sobre las disciplinas que integran el BDSM muchas veces suele ser tendenciosa y juzgadora:
“Hay toda una cuestión prejuiciosa en cuanto a lo que es el BDSM. Las sigas abarcan un conjunto de prácticas. Muchas veces se asocian esas prácticas de BDSM directamente con violencia, genitalidad o situaciones explícitamente sexuales y no necesariamente tiene que ser así. Creo que desde ahí parte el prejuicio que tienen las personas con respecto a las prácticas. Es muy común decir «te gusta el BDSM» y la gente automáticamente lo relaciona con «te gusta que te peguen». Cuando en realidad existen una infinidad de prácticas que no involucran ni genitalidad, ni situaciones coitales ni tampoco el uso de violencia física. Es el prejuicio que viene muchas veces de la industria del porno o de la industria cinematográfica en general”.
La industria del entretenimiento ha tenido un impacto directo en el renovado interés del público por el BDSM. En 2011 se lanzó al mercado el primer volumen de la saga de libros 50 Sombras de Grey y más tarde se llevó al cine. El éxito que cosechó esta historia que tiene como telón de fondo prácticas de BDSM fue tal, que en Estados Unidos fueron considerados los libros más vendidos de la década entre el 2010 y el 2019, con alrededor de 35 millones de copias físicas y electrónicas vendidas. Este suceso mundial repercutió de manera colateral en la comunidad BDSM.
Sobre este tipo de películas que espectacularizan y distorsionan las escenas cotidianas tras las prácticas ligadas al BDSM, Loly menciona:
“Para mí es como el meme que dice «Sos media fantasiosa vos, ¿puede ser?». Nos sirvió para mostrar abiertamente lo que es un gusto alternativo como lo es el BDSM. Por ese lado nos sirvió la masividad de las películas y los libros. Pero por otro lado, hay muchas cuestiones de lo que es el BDSM y de lo que involucra una escena o una práctica, que no se muestra de la forma más realista a lo que realmente ocurre en esa situación; negociaciones, el momento en sí de lo que es la práctica, los cuidados posteriores como lo es el after-care. Se muestran de una forma muy limitada y generan concepciones erróneas”.
Instinto nació para que la comunidad BDSM de la Docta tenga un espacio seguro para sesionar. En la ciudad ya había sitios para encuentros, para el intercambio de diálogo, para emprender talleres o asistir a eventos sociales abiertos al público y la comunidad BDSM como los de Masquerade Night o la Expo Sex, pero no un punto específico donde se encuentren elementos con los que cualquiera de los asistentes pueda sesionar en directo.
El público que asiste a este tipo de eventos puede gozar de un espacio seguro en el que habrán ciertas pautas comunes, siendo la regla universal de la comunidad la SSC, lo que significa Sensato, Seguro y Consensuado. Para que los asistentes puedan convivir en paz en un ambiente diverso y llevarse una buena experiencia, existen códigos de convivencia como: la no utilización de los celulares o cámaras en determinadas áreas; el respeto al prójimo; cuidado del ambiente o el uso del consentimiento mutuo para sesionar. Es necesario remarcar que en este tipo de espacios no está permitido el sexo explícito ni la exposición de genitales.
Los eventos de Instinto se realizan de forma periódica y cada uno cuenta con shows únicos y temáticas variadas que tienen un fin lúdico de comunidad, como la denominada Subasta de Esclavos o el Casino de Fantasías. Sin embargo, el propósito de este tipo de propuesta es que todos puedan vivir una experiencia de disfrute en conjunto.
Por otro lado, desde hace un tiempo, los organizadores de Instinto implementaron una previa para aquellas personas que vayan solas y que quieran interactuar con personas en su misma condición y con miembros de la comunidad BDSM. La finalidad de la previa, según Loly, es “evacuar dudas” y que el grupo luego pueda asistir en conjunto a gozar del evento.
Kiki, artista performática y parte del staff de Instinto, comenta que este evento de BDSM es una experiencia única que también está pensado para el público primerizo:
“Hay mucha gente que es nuevita. Que nunca vino a un evento. Que no sabe lo que es sesionar. También está pensado para ellos. Hay eventos, tenés referentes que te pueden ayudar. Por ahí no sabés nada de BDSM y venís con una pareja o amigo y decís, bueno, quiero sesionar con esta persona. Siempre vas a tener referentes que te van ayudar y te van a guiar al respecto por lo tanto me parece que es un evento que está pensado para todo tipo de público. Acá es todo muy inclusivo. No hay prejuicios, no hay discriminación. La idea es venir, sesionar y pasarla bien”.
El BDSM es tan amplio como la sexualidad humana lo permite. Los límites, en todo caso, están relacionados con fronteras de la propia mente y el contexto, es decir; contexto físico, psicológico, social y económico. Aunque las prácticas ligadas al BDSM pueden ser esporádicas y estar resueltas en un acto sexual, sesión o talleres concretos en el caso de aficionados o el público en general, para los iniciados al BDSM que pertenecen al núcleo duro forma parte de su día a día y es indistinguible de su misma naturaleza.
A grandes rasgos existen dos tipos de roles dentro de la comunidad BDSM: Dominante y Sumiso. El primero ejerce un rol de acción y control mientras que el segundo tiene un rol más pasivo como receptor de la actividad. Existe una tercera categoría como lo es el Switch: que es la persona que se identifica tanto en el rol Dominante como en el papel del Sumiso.
El ecosistema del BDSM es amplio y diverso —y como las prácticas que abarcan sus diferentes disciplinas— en su hábitat se pueden encontrar toda clase de personalidades con múltiples gustos por parafilias y preferencias sexuales. Un miembro de la comunidad BDSM de Córdoba cuyo seudónimo es Panda, por ejemplo, disfruta de algunas prácticas y fetiches como el Spank o nalgada, Wax Play o juego con velas de parafina y el Knife Play o juego con cuchillos. Esta última es una disciplina sólo recomendada para los practicantes de la comunidad más experimentados ya que involucra estimulación mental y física a través de arañazos, simulacros o cortes con cuchillo, dagas o espadas higienizadas que pueden o no estar en otra disciplina como lo es el Blood Play.
“Es una práctica no tanto para hacer en público sino para realizar en privado. Lo que es el Knife Play es para muy poca gente. Es para aquellos a quienes realmente les gusta el dolor y los fluidos, por así decirlo. Porque la sangre es un fluído”.
Aunque el juego con cuchillos no tiene como objetivo la lesión de las extremidades, es un tipo de práctica de rol dentro de la Sumisión, Sadismo, Dominación y Masoquismo en el que conviven generalmente tanto la humillación como la degradación.
A su vez, otras prácticas populares que abarca el BDSM son el Pet Play, en que uno de los roles implica ser la mascota de otra persona; Shibari, arte japonés que radica en atar con cuerdas; Bondage, disciplina ligada a la inmovilización de la pareja y el Age Play, práctica que consiste en que uno de los participantes tome el rol comúnmente de un niño y otro de su cuidador.
Según el Dom Fernando, el Age Play “consiste en rolear. En tener una edad menor a la que se tiene. Mientras hay otra que asume el rol de cuidador, padre o madre”. Es común en este tipo de sesiones ver cómo el protagonista que ocupa el rol de Daddy, sobreprotege, peina o juega con su contraparte que toma un rol infantil.
Para Fernando, miembro de la comunidad BDSM de Córdoba, este tipo de rol en el que se tiene que cuidar a otro es “afectivo y muy cercano”. Para un Daddy, que alguien te deje asumir un papel paternal significa que tienes el control de la situación. Esta posición activa de protector significa que la atención del rol está puesta en el Little; al que el Daddy debe cuidar y colmar de caprichos.
Sele, por su parte, encarna el rol de Little, de niña, y como tal, en las sesiones con el Daddy suele dibujar y pintar en el piso mientras su contraparte paterna, por ejemplo, la peina o le da golosinas. Para Sele este tipo de dinámicas te permite recrear la infancia, vivir ciertas experiencias pendientes, compartir y jugar un tiempo en un ambiente que está en constante control:
“Uno se da un montón de permisos a cosas que, en general, no. De repente de adulto uno dice: «No, qué voy a tener Barbies». Porque te acostumbran a que tenés que soltar cuando sos un adulto y ya no podés jugar con estas cosas. No podés poseerlas, o las tenés, pero en una estantería guardadas como un recuerdo. Este mundo nos da la posibilidad de jugar y de volver a explorar ese lado que muchas veces uno lo tiene olvidado”.
Eventos, mazmorras privadas en subsuelos, talleres, aplicaciones para encuentros, ágoras virtuales que invitan al diálogo, y por supuesto, comercio sexual. El BDSM es un ecosistema amplio y diverso donde conviven un amplio abanico de personas con gustos y prácticas específicas.
Victoria es una trabajadora sexual especializada en prácticas de BDSM. Para ella “la sexualidad siempre fue un tema apasionante” que estuvo ligado a la expresión. Por lo que, desde muy chica considera que se autoexploró sexualmente. Aunque Victoria trabajaba en diferentes agencias de marketing y tenía un buen pasar, se sentía cansada y frustrada debido a que se tenía que dejar la piel en una actividad que le demandaba una ingente cantidad de horas diarias. Por esta razón, después de la pandemia decidió sumergirse en otras aguas y nadar hacia los atolones del erotismo y el sexo. Fue así que emergió Bicidiablx.
Como muchas trabajadoras sexuales en los tiempos modernos, Bicidiablx comenzó su exploración del comercio sexual a través de aplicaciones como OnlyFans. Todo esto mientras, en simultáneo, trabajaba como agente de marketing y brindaba cursos en instituciones educativas:
“Primero comencé a ejercer el trabajo sexual a través de la virtualidad. Después presencial. Hice ambas. Pero fue para descubrir e investigar por mi cuenta. Empecé a hacer las cosas en paralelo, trabajaba en la agencia y sin decirle todavía a nadie me abrí mi página de Only y empecé a descubrir este mundo que es enorme, gigante. Me empezó a gustar mucho”.
Descubrir el BDSM a Victoria le cambió la vida. Para ella fue “uno de los grandes descubrimientos de este mundo”. En los comienzos como creadora de contenido sexual, Bicidiablx realizaba un contenido más vainilla, convencional, situación que atribuye a su limitada experiencia sexual en ese momento.
Fue la curiosidad por crear contenido más variado y único lo que empujó a Victoria al submundo del BDSM:
“A raíz de querer diversificar mi contenido en Only empecé a investigar y me metí a fondo. La verdad que descubrí un mundo muy enorme, que es infinito y que uno lo puede ir resignificando”.
En Buenos Aires existe una comunidad muy grande de BDSM. Más allá de haber tenido una educación sexual autodidacta en prácticas Kink (gustos sexuales no convencionales), Victoria se formó participando en eventos de BDSM y acercándose a personas de la comunidad en CABA con el objetivo de conocer las necesidades sexuales de este nicho.
Victoria considera que las prácticas BDSM no suelen ser aceptadas por la sociedad general y que por lo tanto son experiencias que quedan reducidas a un número limitado de personas. Esta razón también hace que la mayoría de los practicantes de este tipo de disciplina sea receloso de exponer de forma pública sus gustos sexuales.
A pesar de la diversidad de opiniones y la polarización social sobre este tipo de prácticas Kink, Victoria considera que, a grandes rasgos, la sociedad tiene una visión sesgada sobre lo que realmente representa la disciplina del BDSM.
Como trabajadora sexual, Bicidiablx mantiene comunicación con otras colegas a través de grupos de Telegram y WhatsApp que funcionan a modo de contención y descarga psicológica. Además, como una creadora de contenido para adulto exitosa en plataformas digitales, Victoria observa que existe una división en la comunidad sobre esta materia. Pero para ella está claro, crear contenido sexual explícito es trabajo sexual.
“Hay mucha diversidad de opiniones en esto. Me enseñó mucho; ya sea el trabajo virtual o ejercerlo personalmente me enseñó mucho. No sólo del rol y las prácticas sino de lo que son las dinámicas de trabajo, de los derechos, de las sexualidades diversas que se pueden encontrar y en cómo es importante realmente que esto se considere trabajo sexual. Hay mucha hipocresía en la sociedad. Desde las personas que lo consumen hasta los que lo ejercen muchas veces”.
Lo decíamos al principio del artículo, la energía sexual es un summum poderoso. Este prana vital que se desarrolla en el interior de los seres humanos, bien encausado, nos permite llevar adelante como especie grandes adelantos civilizatorios. Sin embargo, en contraposición, también es capaz de esclavizarnos y arrojarnos a estados inseguros y paranoicos.
Las culturas más estructuradas tienden a regir un severo orden sobre la vida amorosa de las comunidades que las componen. Algo que, por un lado, crea sociedades más avanzadas y por el otro, deshumaniza a los seres humanos que las integran. En su ensayo El malestar en la cultura, Freud menciona:
“La observación de las grandes regularidades astronómicas no sólo ha proporcionado al ser humano el arquetipo del orden, sino los primeros puntos de apoyo para introducirlo en su vida. El orden es una suerte de compulsión de repetición que, una vez instituida, decide cuándo, dónde y cómo algo debe ser hecho, ahorrando así vacilación y dudas en todos los casos idénticos. Es imposible desconocer los beneficios del orden: posibilita al ser humano el aprovechamiento del espacio y el tiempo, a la par que preserva sus fuerzas písquicas. Se tendría derecho a esperar que se estableciera desde el comienzo y sin compulsión en el obrar humano, y es lícito asombrarse de que en modo alguno haya sido así; en efecto, el hombre posee una inclinación natural al descuido, a la falta de regularidad y de puntualidad en su trabajo, y debe ser educado empeñosamente para imitar los arquetipos celestes”.
Libre albedrío no es lo mismo que libertinaje. Y, aunque, como menciona Freud, la libertad individual no es patrimonio de la cultura puesto que fue una máxima que existe antes que ésta; como seres individuales que integran la masa social es importante alcanzar un equilibrio que, por una parte, nos permita convivir en armonía y en sociedad, y por otra parte también nos permita ser.
En primera instancia, dar un paso adelante y tomar la decisión de explorar el campo de lo que vagamente podríamos definir como el placer sexual, puede ser un camino que nos arrastre hacia costas lúdicas y aventureras. Pero lo cierto es que también puede conducirnos por márgenes filosóficos y espirituales que modifiquen por completo la propia cosmovisión del entorno. En este sentido —al igual que otros campos relacionados a la sexualidad como lo pueden ser el Tantra, Tao, Kamasutra o Magia Sexual— la disciplina del BDSM aún tiene mucho por enseñarnos.
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